viernes, 29 de mayo de 2009

Series para pasar el verano

Llega el verano, esas calurosas mañanas, tardes y noches, donde en términos televisivos la calidad cae más bajo si cabe. Vuelven los refritos, las supuestamente refrescantes galas con los cantantes de moda y el Tour de Francia.

Si usted, lector, no es aficionado al ciclismo o la siesta (si es aficionado al ciclismo por televisión ambas cosas van de la mano), puede que necesite de series para cumplir con su cuota de consumo televisivo actual.

Aquí van algunas recomendaciones de un servidor.


Fringe

La fría y eficaz agente del FBI Olivia Dunham se enfrenta a una serie de casos donde se producen fenómenos inexplicables y que parece que responden a una maniobra orquestada conocida como El Patrón. Para ayudarla en su tarea contará con la colaboración del brillante científico Walter Bishop, que se ha pasado los últimos 17 años en un psiquiátrico, y de su hijo Peter Bishop, que es el único que parece tener acceso a la priviligiada pero críptica mente de su padre.

La serie es la nueva obra de J. J. Abrams (sí, el de Lost) y tiene un tufo no disimulado a Expediente X. La diferencia es que aquí no aparecen hombrecillos verdes sino que los casos se resuelven mediante una especie de ciencia, pseudociencia o ciencia límite, "ciencia Fringe" dicen en la serie.


Los arranques de cada episodio donde se plantea el caso son magníficos y el trío protagonista aguanta bien una serie que no termina de arrancar. Si uno tiene la paciencia de verse los 10 primeros capítulos observará con agrado cómo la serie empieza a despegar para alcanzar un final de temporada sencillamente increíble, a la altura del final de la tercera temporada de Lost (los fans de Lost podrán pensar que es una blasfemia).



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Ya un clásico de la televisión del que poco hay que decir. Si uno no ha visto nada de la serie, que vaya corriendo a buscar la primera temporada. Se encontrará con las señas de identidad de la serie: una narración múltiple en tiempo real, acción a raudales, ritmo, mucho ritmo y situaciones límite alejadas de convencionalismos.

Después de seis temporadas uno podría pensar que la serie estaría agotada. Nada más lejos de la realidad: la séptima temporada ha recuperado a Jack Bauer en plena forma pero al mismo tiempo más reflexivo sobre sus actos y atrocidades (que son muchos).
La serie ideal para asegurarse siempre un buen rato. Sólo tiene una pega: engancha demasiado.

How I met your mother


Año 2030, Ted Mosby sienta a sus hijos en el sofá para contarles la historia de cómo conoció a su madre. Dicha historia arranca en 2005, cuando Ted se acerca a la treintena y descubre que desea casarse al ver a sus enamoradísimos amigos Marshall y Lily.

Dicho todo lo anterior, el planteamiento es un poco lo de menos: estamos ante una comedia de amigos en Nueva York, cercanos a la treintena, que se reunen en un bar y de los que somos testigos de sus aventuras y desventuras amorosas. ¿Que se parece a Friends? Pues sí, para qué negarlo, pero sólo de inicio porque esta serie tiene su propia personalidad, basada sobre todo en el genial personaje de Barney, convertido ya en un icono de la televisión.


La serie juega inteligentemente con flashbacks, diálogos inteligentes, situaciones surrealistas, con un reparto muy acertado y con el continuo misterio sobre la identidad de la madre del título. Ya van cuatro temporadas, no sabemos nada de ella y los hijos de Ted ya deben de estar aburridos de escuchar las batallitas de su padre. Menos mal que nosotros seguimos ávidos de más historias.


The Big Bang Theory


Dos físicos, Leonard y Sheldon, apasionados por su trabajo, los cómics, las consolas, la comida oriental, la fantasía medieval y demás parafernalia denominada friki, comparten tranquilamente apartamento cuando un día se muda al apartamento de enfrente una atractiva vecina que alterará su modo de vida de una manera inimaginable. Completan el reparto un astrofísico hindú incapaz de hablar con las mujeres y un ingeniero judío, excesivamente salido y que todavía vive con su madre.

Con esta sinopsis uno podría esperarse una comedia con un compendio de tópicos. Sí, ¿y qué? La maestría de los guionistas ha permitido construir situaciones y personajes completamente delirantes y realmente graciosas.
Gran parte del humor de la serie se deriva del hecho de introducir a personajes profundamente asociales (los cuatro amigos) en diferentes situaciones (Las Vegas, un viaje en tren, una fiesta de Halloween) o los esfuerzos de la otra protagonista en intentar entender el mundo de sus vecinos, al tiempo que traba amistad con ellos y tal vez algo más...

Destacable es el personaje de Sheldon, superdotado, incapaz de empatizar, con un ego infinito y mil y una manías inexplicables, que trae por el camino de la amargura a sus compañeros y que protagoniza la mayoría de los gags, hasta el punto de monopolizar el show a veces.



Esto es todo por ahora. Series hay más y muy buenas: Los Soprano, Roma, A dos metros bajo tierra, Entourage y alguna española. Pero para eso están los comentarios, para ampliar y debatir.

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