viernes, 4 de marzo de 2011

Fringe - 3x15 - Subject 13



Uno de los aspectos más interesantes de Lost al principio de la serie era descubrir cómo las vidas de los personajes, aparentemente desconocidos entre sí en un principio, se habían cruzado de manera aparentemente fortuita. Por aquel entonces, los espectadores, ávidos de respuestas, queríamos ver más allá de lo que eran meras casualidades, paradojas de un destino incierto, de esas que nos hacen afirmar con cierta gratuidad que el mundo es un pañuelo.

En Fringe, otra serie de la factoría Abrams, pero con un elenco de personajes más reducido, las conexiones entre los personajes dejan de ser un juego de serendipias urdido por los guionistas, para revelarse como fundamentales en una trama que se entrelaza entre dos universos que están conectados desde antes de lo que creíamos.

Este "Subject 13" podría haberse llamado "Peter part II", pues es la inmediata continuación de ese memorable episodio de la segunda parte, donde nos trasladábamos a 1985 y descubríamos el motivo que llevó a Walter a secuestrar a Peter del otro universo.

Quiero irme a casa

El episodio se abre con una revelación que no por lógica deja de ser algo inesperada: el niño Peter sabe perfectamente que no pertenece a este mundo y trata de revertir la situación aun arriesgando la vida. Sus no-padres, Walter y Elizabeth, le hacen vivir una mentira haciéndole creer que está enfermo y por eso se le ocurren cosas tan ridículas como que los Dodgers juegan en Nueva York o que existe un superhéroe llamado Linterna Roja.

Walter tiene en mente buscar una manera de volver al otro mundo y devolver a Peter, y su única esperanza está depositada en los niños del Cortexiphan de Jacksonville, entre los que se encuentra una adorable Olivia Dunham.
La chica no es precisamente feliz, ya que vive atemorizada por su padrastro, y es precisamente ese miedo el que consigue que por un instante cruce al otro universo.

Son sin duda estos maltratos infantiles los que terminarán forjando el carácter frío y reservado de nuestra rubia favorita, en contraposición con nuestra pelirroja favorita, más abierta y dicharachera. Pero no adelantemos acontecimientos.

Walter se huele la tostada de lo que pasa en casa Dunham, pero decide hacer la vista gorda en cuanto descubre que Olivia ha cruzado al otro lado, en un acto que no es que le honre precisamente. De una original forma, vemos cómo Walter investiga cuál es el estímulo que lo provoca: a través de las cintas de vídeo Beta (detallazo) en las que graba los experimentos y que luego enviará a William Bell. La pobre Olivia es sometida a mil y una pruebas, hasta que la más macabra de todas desencadena el miedo que le hace cruzar y de paso provocar un incendio. La chica, asustada, huye por miedo a las represalias.

Scared to death

Mientras tanto, over there, vemos a un Walternate devastado por perder a su hijo, sumido en el alcohol e intentado explicarse cómo alguien que su esposa dijo que era idéntico a él se había llevado a su hijo. ¿Será esa quimera futurista de la cirugía estética? Esta actitud le va a llevar a poner a prueba su matrimonio.

Las penas se ahogan de la misma manera en ambos universos

En nuestro universo, Elizabeth trata de reconducir la situación con Peter. Vemos cómo poco a poco se establece un lazo afectivo entre ambos, tal vez no se pueda llegar a llamar una relación madre-hijo. Me da la sensación de que Peter estaba más unido a Walternate mientras que en este universo sucede al contrario. Cada universo es un reflejo del otro a su manera.

Pronto descubre Peter un motivo para que este mundo merezca la pena: Olivia. El chico, más listo que ninguno, averigua dónde se ha escondido la chica, que no es en otro sitio que en un campo de tulipanes blancos (no dan puntada sin hilo, porque inmediatamente me pongo a pensar en ese pedazo de capítulo que es "White Tulip"). Si en su día esa flor simbolizó la esperanza de Walter de conseguir el perdón de su hijo, ahora representa la posibilidad de un futuro libre de problemas y preocupaciones. Los dos muchachos, tras establecer un vínculo que ya sabemos que será duradero, vuelven a la escuela.

¿Imaginaste eso?

Olivia, siguiendo el consejo de Peter, entra al despacho de Walter y le cuenta todo: el maltrato de su padrastro, los dirigibles, sus saltos al otro lado y le entrega el cuaderno donde lo ha dibujado todo, incluyendo el momento en que conoce a Peter.
Es en ese momento cuando descubrimos que el hombre que estaba en el despacho no era sino Walternate: Olivia, presa de los nervios, ha vuelto a cruzar. Y así, de esta manera tan genial, es cómo Walternate descubre dónde está su hijo. He aquí el comienzo de la guerra de universos, cuando ambos lados son conscientes de la existencia de sus pares.

Y pensar que una imagen tan tierna va a traer consecuencias fatales

Al final del episodio vemos cómo Peter termina aceptando a Elizabeth como su madre, parece que tragándose por fin la mentira o lavado de mente. Esto afecta seriamente a Elizabeth que corre a refugiarse en el alcohol, presa de la culpa, justo como hacía Walternate. Nuevamente el juego de espejos entre universos.

Realmente este episodio-flashback, con su sublime intro ochentera, nos permite ahondar en el carácter de los personajes actuales a raíz de los acontecimientos de 1985. Olivia vive una infancia trágica y desdichada, Elizabeth vivirá con la culpa de una mentira que la terminará destruyendo por dentro, y Walter, implicado en sus investigaciones se irá deshumanizando a la vez que se distancia de un Peter con el que nunca llega a conectar. En el otro lado, Walternate, una vez encaje las piezas del rompecabezas de los universos paralelos, seguramente busque a esa Olivia Dunham que ha contactado con su hijo y teledirija su vida, orientándola a acometer la misión más importante de la división Fringe. Al menos, esta Olivia, bajo la tutela invisible de Walternate, crecerá feliz y sin miedo. 

Es curioso ver cómo la desdicha de una Olivia puede terminar provocando la dicha de la otra. Es como si los universos trataran de compensarse, parecido a toda esa historia del karma, con los Observers de vigilantes de un orden que por ahora se nos escapa o del que carecemos de visión de conjunto.

Un hecho que no puede pasar desapercibido es la relación Peter-Olivia. Resulta difícil de creer que 25 años después no se acuerdan el uno del otro. A la espera de un posible "Peter part III" donde terminen de cerrar las puertas abiertas, podemos tirar de episodios pasados. Recordemos que Olivia tampoco recordaba apenas al resto de niños del Cortexiphan. ¿Qué le pasó en la cabeza? ¿Le pasaría a Peter algo parecido? Vale que tendrán unos 7-9 años y que no tienen por qué recordar hasta el último detalle, pero el primer amor es difícil de olvidar, ¿no?

Y ahora toca esperar una semana sin Fringe hasta el episodio titulado "Os", donde tendrá una aparición estelar nuestro Dude favorito. Ya sabéis a quién me refiero. Mientras tanto, podemos seguir con esa discusión tan apasionante sobre el vello púbico de uno y otro universo, por eso de lo de rubia de bote...

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