martes, 2 de noviembre de 2010

Dexter: abordando la quinta temporada

El huracán que supuso el final de temporada de Lost parecía que iba a acabar con la vida seriófila en este blog, pero un puñado de irreductibles me pidieron que retomase la escritura para prolongar los debates y compartir el disfrute de algunas series del panorama televisivo actual.

Personalmente me hubiese decantado por Fringe, porque es la serie más parecida a Lost, no en temática, sino en capacidad de plantear preguntas y fomentar rebuscados debates, el problema es que la serie no es tan conocida, aunque ahora esté a nivel muy superior a la sexta temporada de Lost, sin ir más lejos.

Por tanto la elegida ha sido Dexter, una serie pausada, cruda, violenta y por supuesto muy, muy buena. Como estamos inmersos en el medio de la quinta temporada, esta entrada servirá de resumen y análisis a grandes rasgos de lo que llevamos de temporada, y punto de partida para una aventura que espero que nos lleve lejos.

Lo primero que tengo que hacer es lanzar una advertencia: lector, si no has visto la cuarta temporada de Dexter, no sigas. La quinta temporada está tan marcada por la cuarta que cualquier intento de contextualizarla fuera de lo acontecido con el Trinity Killer carece de sentido, y seguramente te arruine uno de los más grandes momentos televisivos de los últimos años.

Hecho el aviso a navegantes no puedo empezar por otro sitio que por el final de la cuarta temporada, sin duda el cénit de la serie. No quiero adelantar acontecimientos, pero la devastación que produce la cuarta temporada hace que la quinta nos resulte extraña, algo vacía, quizá incluso lenta y, personalmente, algo repetitiva. No obstante, sigue Dexter a una altura y con una negrura que difícilmente alcanzarán muchos otras series.

El primer capítulo nos traslada nueve meses después al mismo instante en que dejamos a Dexter y a Harrison: junto a una bañera ensangrentada. Se nos muestra a un Dex incapaz de mostrar sus sentimientos, algo que todos sabíamos. Asistimos a los días posteriores a la tragedia, del shock pasamos al engorroso papeleo mortuorio, con un Dexter embobado, ido, que saca de sus casillas a casi todos, pero sobre todo a Astor, que se lo reprocha tras una escena durísima y muy violenta: aquella en que les tiene que contar todo a Astor y Cody... ataviado con un gorrito de Mickey Mouse. Desde la cena de Acción de Gracias en casa de Trinity, no había visto una escena con tanta tensión y dureza en la serie, y sin una gota de sangre.

Disneyland: happiest place on Earth
 
Dexter decide huir, seguramente su única manera de superar el trauma, aunque es finalmente en una cabaña de mala muerte donde recobra brutalmente su personalidad, despierta y vuelve al entierro. Se da cuenta de que Rita ha sido su conexión con el mundo, con la gente que quiere, la que, sin saberlo, ha domesticado a su Oscuro Pasajero, integrándolo en el mundo "normal". El problema para Dexter es que ha necesitado perder a Rita para darse cuenta, hecho que se remarca en esos flashbacks, donde se nos muestra cómo se conocen y cómo Dexter miente a Rita, mientras ella pone todo de su parte para sacar la relación adelante.

El siguiente capítulo empieza a desarrollar los grandes temas de la temporada. Lo primero es quitarse a los niños de en medio. Así dicho suena mal, pero está claro que ser asesino y padre soltero de tres niños es complicado, así que los guionistas se llevan a Astor y Cody con sus abuelos. Astor ha calado a Dexter y no quiere volver a verlo.
Dexter se queda con Harrison y empieza a desarrollar una preocupación sobre si podrá ser un buen padre y si Harrison se verá afectado por la muerte de su madre del mismo modo que le ocurrió al pobre Dexter. Neuras de padre primerizo llevadas mucho más allá, pero claro, no todos los días se es padre y psicópata.
Posteriormente Dexter conocerá a Boyd, una víctima propiciatoria de su ansia de matar, que secuestra chicas, las tortura y abandona sus restos en barriles. Espeluznante, pero lejos del carisma de otros asesinos que han desfilado por la serie: Ice Truck Killer, Trinity e incluso los asesinos de la Santa Muerte, que traerán de cabeza al departamento de policía de Miami en esta temporada.

Lo dicho: va a traer de cabeza  a la policía

Dos capítulos ha necesitado la serie para desembarazarse del final de la cuarta temporada. Dos de trece, eso es decir mucho. Dexter está con Harrison y Debra viviendo en el apartamento, así que contratan a una niñera, una auténtica supernanny irlandesa que personalmente me da un poco de mala espina, ¿se puede ser tan perfecta? Incluso la aparente vida perfecta de Dexter despierta sospechas, y si no que se lo digan a Quinn, que retoma la senda de Doakes en la segunda temporada, y se embarca en la tarea de desenmascarar a Dexter, al que cree culpable del asesinato de Rita y que se mueve bajo el seudónimo de Kyle Butler.

Quinn a la caza de Dexter

El personaje de Quinn, algo anodino en pasadas temporadas, empieza ésta con una importancia capital. No sólo porque se ponga a investigar a Dexter, sino porque tiene una extraña relación con Debra. Ains, Debra. Esta chica está siempre mostrando su fuerte carácter en público, sin escatimar tacos, pero luego en las distancias cortas es muy vulnerable. Busca la comprensión en un Dexter que no puede entenderla, así que se lanza a los brazos de un encantado Quinn. Ojo Quinn, que quien se junta con Debra no suele acabar muy bien: Ice Truck Killer, Lundy, Anton...

Ya que hablamos de rollos amorosos, no podemos olvidar a María y Batista. Se casaron al acabar la cuarta temporada, pero compatibilizar su vida laboral y personal no va a ser sencillo: Batista defiende el honor de su esposa en una pelea de bar con otro policía y los de Asuntos Internos se lanzan sobre la pareja, hecho que traerá cola.

Si antes he dicho que la temporada tarda dos capítulos en "olvidar" la cuarta, no es hasta el final del tercer capítulo cuando se puede decir que estamos viendo la quinta temporada. Dexter decide eliminar a Boyd, pero tendrá diversas dificultades que le obligarán a improvisar, para finalmente acabar con él en su casa y encontrándose con la sorpresa de Lumen, personaje interpretado por Julia Stiles y que será el hilo conductor de esta temporada.

El personaje de Lumen es un nuevo quebradero de cabeza para Dex. Primero porque le ha visto, sabe lo que se esconde tras su Oscuro Pasajero, y segundo porque es víctima de un pasado trágico, seguramente con muchos abusos y violaciones, que le han afectado profundamente. Esto hace que conecte con Dexter, del que, como luego se verá, comparten bastantes puntos en común. Lumen necesitará todo un capítulo en confiar en Dexter, para luego pedirle que le ayude a vengarse de quienes le han herido. Es en este punto donde a Dexter se le plantea un conflicto: abandonar en parte su código para ayudar a Lumen, con un pretexto justo (a los ojos de Dexter) y tal vez buscando ayudarla a través de la venganza, algo que él nunca conseguirá por la muerte de Rita.
Al final Dexter le hace ver lo difícil que es matar a alguien y le ofrece facilidades para que rehaga su vida. Problema arreglado. ¿O no? La escena del cacheo del aeropuerto despierta los fantasmas de Lumen y le hacen volver a su plan de venganza... para desgracia de Dexter.

Una víctima vengativa

Uno de los detalles más destacables de Dexter es su reparto, al que incorpora cada temporada a grandes actores invitados. Keith Carradine como Lundy o John Lithgow como Trinity. Ahora tenemos a Julia Stiles pero también a Peter Weller.
Igual a muchos no les sonará su nombre, pero si digo Robocop, inmediatamente le pondrán cara. Salía en el magistral episodio White tulip de Fringe y aquí interpreta a un policía reclutado por Quinn para investigar a Dexter. Ambos policías comparten un resentimiento hacia María Laguerta, Quinn por abroncarle por sospechar de Dexter, y el otro por ser víctima de una investigación suya coordinada por Asuntos Internos. Precisamente María colaborará con Asuntos Internos para limpiar el nombre de Batista tras sus peleas, hecho que complicará su relación y también su estatus de poder dentro del departamento. Hay que agradecer que por fin le diesen más empaque a la trama de Batista-María porque se había vuelto algo aburrida, y ahora, al convertirse en un catalizador para otras tramas, como la de los sabuesos que seguirán a Dexter o la de la investigación de la Santa Muerte, vuelve a recobrar interés.

Conspirando contra Dexter

Tras resumir un poco lo que llevamos de temporada hasta el quinto-sexto capítulo llega un poco de análisis más profundo. Lo primero que tengo que decir es que esta temporada, pese a ser buena, me está resultando algo repetitiva. Está visitando lugares que ya habíamos visto antes: Quinn se parece a ese Doakes que tantos problemas le trajo a Dexter. Lumen, con esa mezcla de mujer desvalida pero con ansia de venganza, parece una mezcla de Lila y Miguel Prado, conecta con Dexter tanto en el plano emocional como en el "laboral"; si bien no parece tan manipuladora, no tan sanguinaria, no se puede descartar que su personalidad nos sorprenda en próximos capítulos. Debra por su parte no evoluciona como personaje; parecía que iba a madurar cuando se iba a ocupar de Dexter y los chicos, pero al desaparecer estos de escena, vuelve a ser la poli carente de afecto, que se lanza a los brazos de una relación complicada, esta vez con Quinn. Del resto del departamento (Masuka, Laguerta o Batista) nada que no se haya dicho.

¿Y Dexter? ¿Qué Dexter nos presenta esta nueva temporada? Ya sabemos que sus conflictos interiores son el motor de la serie. Cada temporada ha versado sobre un aspecto de su vida: su pasado (primera temporada), su obra (segunda temporada), su discípulo (tercera temporada) y su vida familiar como padre y asesino (cuarta temporada).
Esta quinta nos presenta una mezcla de todo: Dexter tiene que superar los conflictos de su vida familiar, las consecuencias de su obra volverán para perseguirle a través de la investigación de Quinn, y al mismo tiempo tiene que lidiar con Lumen, una especie de discípula y reflejo de sí mismo. El ejemplo lo encontramos en el sexto capítulo, donde Lumen decide vengarse para descubrir que matar a alguien no es tan sencillo como parece pero siendo consciente de que necesita la venganza, purgar su pasado y ve en Dexter a su brazo ejecutor. Dexter por su parte tendrá que limpiar el estropicio y enseñar a Lumen cómo funcionan las cosas, cuando al mismo tiempo le abra las puertas a su vida y, seguramente, a su corazón. El problema para él es que está descubriendo que la ausencia de Rita es una losa muy grande para él (ese shock cuando ve a Lumen en la bañera). Sólo su conciencia, su voz interior, personalizada en Harry, le hace ver lo díficil que le va a resultar todo y que lo único que puede hacer es ajustarse al código que le enseñó, el único elemento inmutable de su vida.

¿Almas gemelas?

¿Cómo puede acabar esta temporada? Pues creo que necesita dar un golpe de timón e ir preparando el final de la serie, que como ya he dicho, empieza a dar síntomas de desgaste. Dexter ha logrado algo casi imposible: que empaticemos con un asesino; comprendemos sus motivaciones e incluso deseamos que no le atrapen (aunque en este sexto capítulo ha estado muy cerca), pero sabemos que su final no puede ser otro que el trágico, cualquier otra cosa dejaría la serie en un plano ambiguo y difícil de asumir si los guionistas no saben manejar el material. No parece que sea en esta quinta temporada la última, pero tampoco auguro un buen final para Quinn y Lumen, y por extensión para Debra y Dexter.

Seguiremos con atención las andanzas de Dexter y su Oscuro Pasajero.
Tonight is the night.

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